Grecia, Italia, España, California, La Florida, Montenegro, en fin, venden sol. América Latina también. Lo empaca y exporta. Jugo de naranja y soja, por ejemplo, representan a Brasil; carne y soja a Argentina; uva, manzana, damasco y kiwi, a Chile. Pero ¿quién consume la fresca fruta chilena?
Este vídeo es una declaración, una historia y un testimonio de las trabajadoras temporeras que hacen posible exportar todos los años miles de kilos de fruta al Hemisferio Norte. El trabajo de estas mujeres es una versión contemporánea del esclavismo más brutal y salvaje. Ellas cosechan, seleccionan y empacan la fruta chilena. Exportan miseria, dolor, humillaciones y su propia salud en cada una de las cajas. A las empresas no les importa: cobran divisas, se enriquecen. Es hora de pensar quién compra ese poquito de sol empacado.