Volver a respirar el aire fresco de sus escritos permite admirar la inmensa estatura ética con que ella entendió, pregonó, militó y vivió la causa mundial del socialismo. Una ética incorruptible, que no se deja comprar ni poner precio alguno. Una ética que levanta su dedo acusador contra la corrupción con que el neoliberalismo asfixió al mundo durante el último cuarto de siglo. Además de refutar y combatir apasionadamente al reformismo en todas sus vertientes,
Rosa Luxemburgo también fue una dura impugnadora del socialismo autoritario.
Cortesía de Vive TV