Desde el 7 de abril de 2018 está preso en Brasil el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, condenado en segunda instancia por corrupción pasiva (el supuesto regalo de un apartamento). No hay evidencias de tal corrupción, pero sí la "convicción" de un juez federal del estado de Paraná, Sergio Moro. Lula es precandidato presidencial, y las encuestas le dan amplia ventaja sobre todos los competidores. Este parece ser el verdadero motivo de su condena y encarcelamiento prematuro (faltan dos instancias judiciales). Mientras tanto, y a toda velocidad, el gobierno no elegido de Michel Temer (golpe de Estado institucional de 1016) aplica un programa neoliberal diametralmente opuesto al que 54,5 millones de electores votaron en 2015. Y restringe los derechos civiles. Brasil es una democracia en extinción.