Aplausos y más aplausos, boquiabiertos y sorprendidos, los cientos de sus correligionarios, políticos, seguidores, invitados, ajenos y simpatizantes, cuando el presidente de Rusia, Vladimir Putin, se paró en medio del gran escenario, para anunciar que Rusia es prácticamente invencible.
Putin anunció que Rusia es invencible y que sus armas aniquilarían a Estados Unidos. Aplausos y más aplausos entonces. Rusia está siendo la más grande de nuevo, al estilo del poder que mostraba la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), o aún más.
Escúchenme bien, dijo Putin, para que el mundo se entere: 'Como ven, no tuvimos ningún secreto de nuestros planes. Hablamos de ellos abiertamente para, ante todo, llamar al diálogo a nuestros socios. Lo repito, lo dijimos ya en 2004. Pero nadie realmente quería hablar con nosotros. Nadie nos escuchaba. Escuchen ahora', aseguró Putin. Y entonces procedió a presentar una tras otras esas armas invencibles, que hacen, indestructible el poderío de Rusia.
Armas nuevas o reactualizadas al futuro. El sistema 'Sermat' es uno de sus orgullos tecnológicos. Es un sistema de misiles intercontinental con alcance ilimitado, según Putin, convierte inútil el escudo antimisiles de Estados Unidos y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Ni Europa ni Washington podrían defenderse de un ataque nuclear.
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