Las mafias del narcotráfico tienen contaminado todo el sistema legal mexicano. En las cárceles de gran parte del país conviven criminales de alta peligrosidad con delincuentes de delitos menores. Para muestra un par de ejemplos:
1) Los reclusorios en la Ciudad de México tienen una capacidad instalada para atender 22.400 presos pero en ellas se encuentran recluidas 35.486 personas; tienen un sobre cupo del 63 % y los supuestos maleantes son en la gran mayoría pobres o francamente inocentes.
2) Juan José Esparragoza Monzón, hijo del "Azul", quien fuera fundador del cártel de Sinaloa, se dedicaba a lavar dinero, por eso fue detenido el 19 de enero. Mes y medio después, "el Azul" junto con cuatro cómplices se fugó del penal de Culiacán. Todo gracias a la capacidad corruptora de las grandes sumas de dinero que maneja el narcotráfico.