El tablero de juego en Siria cada vez es más complejo, a la par de la sangre, la bala y la muerte.
Rusia sigue bombardeando al grupo takfirí EIIL (Daesh, en árabe), según sus informes y también el beneplácito del Gobierno sirio. Esos bombardeos ayudan a que haya esperanza de orden.
Pero eso desde el aire. En tierra quien lucha con fuerza contra los terroristas, son el Ejército de Siria, fuerzas del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá), y asesores militares de Irán.
Esta tríada está recuperando terreno. No obstante, la red de complejidad se hace más grande por varios hechos que han sucedido. 1) El viaje del presidente de Siria, Bashar al-Asad, a Moscú (capital) para entrevistarse con el presidente ruso, Vladimir Putin.
Es la primera vez que el presidente abandona Siria desde que se inició la trágica crisis, hace 4 años. Desde la pregunta de bajo qué sistema de seguridad pudo abandonar Damasco (capital) rodeado por terroristas y cómo sorteó el deseo de muchos de eliminarlo, hasta qué se dijeron off de record en el Kremlin.
2) Rusia ha aceptado apoyar a los opositores del Gobierno de Siria que luchen contra los terroristas. Algo que parece sorprendente y contradictorio. Hasta hace unos días, consideraba terroristas a todos los opositores al Gobierno, y también rechazaba apoyarlos porque justo esa es parte de la postura de Estados Unidos.
3) El presidente de Sira ha dicho que podría llamar a elecciones.
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