Ni para allá ni para acá. ¿Qué son?, pregunta Sancho. Son europeos, pero no lo son, eran ciudadanos europeos pero ahora son extranjeros.
Estos dentro de lo que histórica, geográfica y hasta espiritualmente era Europa, o la Unión Europea (UE), pero ahora su estatus de europeos no les vale para vivir ni trabajar en lo que antes era parte de su identidad.
Esto que le relato podría vivirse en escasas dos semanas, si el desacuerdo continúa y ganan los que odian la unión de la Europa.
El 12 de abril se aplicaría el Brexit salvaje, la salida del Reino Unido de la UE sin acuerdo alguno, lo que implicaría el levantamiento de fronteras y la detención de cualquier ciudadano extranjero así como mercancía producto o cualquier cosa que viaje hacia territorio británico.
Los flemáticos triunfaron en este escenario. Pero las cosas son aun más complejas que irse, es algo así como este juego de palabras: El Parlamento le quitó el poder a la primera ministra británica, Theresa May, para decidir ellos el destino del Brexit.
Es la primera ministra más débil de la historia, sin respaldo y el Reino Unido sin saber cómo se divorcia de Europa, o peor aún, si se va, se queda o ni se va ni se queda, o ni se sabe cómo se va.
Si se quedó con cara de "what", es que así están las cosas. Hay tanta división que entre los mismos bandos contrarios hay dentro más bandos contrarios. Con decir que es posible que no destituyan a Theresa May porque están tan desacuerdo que sería difícil acordar su sustituto.