Si bien los partidos políticos y la Presidencia lograron un acuerdo «por la paz y la nueva constitución», las fuerzas armadas y militares siguen reprimiendo a los ciudadanos, como herederos del horror pinochetista.
El gobierno de Sebastián Piñera y el poder económico celebraron el acuerdo que deja indemnes las estructuras heredadas de la dictadura.
A un mes del inicio de la revuelta que dejó muertos, cientos de heridos, decenas de personas que perdieron la vista, centenares de presos, comienza la segunda fase de la rebelión, señala el analista Paul Walder.
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