Brasil es el segundo país del mundo con mayor concentración de ingreso, solo atrás de Qatar, en Oriente Medio. De acuerdo con el ranking del Índice de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, un tercio de todas las riquezas brasileñas están en manos del 1% más rico.
El conjunto de reformas, como la laboral (de 2017) y la de pensiones (de 2019), también contribuyeron a la precarización de la calidad de vida de la clase trabajadora.
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