Una de las características más llamativas del primer año del gobierno de Jair Bolsonaro ha sido su política «anti medioambiental», que se manifestó en numerosos escándalos: aumento de la deforestación y las quemas en la selva amazónica, ataques contra los pueblos indígenas, el asesinato de una decena de dirigentes de los pueblos Guajajara y Waiãpi.
La explotación forestal ilegal, la apropiación ilegal de tierras mediante la falsificación de títulos de propiedad y la minería ilegal del oro, se llevan a cabo gracias a la invasión de tierras indígenas por parte de empresarios criminales y en beneficio de los intereses del latifundio y los agronegocios.
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