Dos años después del asesinato a balazos de Marielle Franco, militante feminista y concejala por el Partido Socialismo y Libertad en Río de Janeiro, y de su conductor Anderson Gómes, las investigaciones demuestran vínculos del presidente Jair Bolsonaro con implicados en el crimen.
Surgieron como sospechosos ex integrantes de las fuerzas de seguridad y hoy paramilitares y sicarios, además de políticos de Rio de Janeiro, casi todos con una relación intrínseca con la familia Bolsonaro.
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