La paralización de la planta de urea y amoníaco de Cochabamba, que según el gobierno de facto de Bolivia no es un negocio rentable, se suma a la campaña del régimen golpista para desacreditar y desprestigiar los programas y proyectos implementados por el expresidente Evo Morales durante su gestión.
Morales impulsó la construcción de esa planta para diversificar la industrialización de los recursos naturales para beneficio del sector agrícola al potenciar sus producciones con agrofertilizantes.
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