El aislamiento social dispuesto por el coronavirus impidió realizar las tradicionales marchas para conmemorar el 44 aniversario del golpe de Estado de 1976 y el genocidio y desaparición de 30 mil personas durante la dictadura cívico-milita argentina, pero un pañuelazo generalizado desde las casas, los balcones, tomó su lugar.
Los pañuelos representan la inclaudicable lucha de madres y abuelas por la memoria, justicia y verdad. Un documento de los organismos humanitarios, reivindicó a una generación que dio su vida por cambiar el mundo, y lograr una Argentina sin explotación, sin opresión y sin miseria.
Y ratificó la lucha para que se reconozca con su verdadero nombre, Genocidio, que tuvo como objetivo principal aniquilar el amplísimo movimiento obrero y popular que se proponía conseguir transformaciones revolucionarias en la Argentina.
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