Luego de cinco semanas de cuarentena, el gobierno de Ecuador sinceró la cifra de contagios de COVID-19 y admitió que son 22.160 las personas infectadas, que duplican prácticamente los números que aparecen en las infografías oficiales, e informó la muerte de 560 personas por la pandemia.
Como muchas otras administraciones neoliberales, la del presidente ecuatoriano Lenin Moreno bajó un 30% el gasto en salud, por lo que la policía enfrenta la situación de que tiene fallecidos y no hay médicos que certifiquen la defunción.
El desborde quedó verificado en los videos difundidos públicamente, donde en Guayaquil los cuerpos de los muertos por el virus eran arrojados a la vía pública.
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