El gobierno chileno admitió el fracaso de su estrategia de «cuarentenas dinámicas» que aplicaba selectivamente para controlar la expansión de la plaga del Covid-19, tras el aumento del 60% de nuevos casos en 24 horas y dispuso una cuarentena extrema a los ocho millones de pobladores del Área Metropolitana de Santiago y otros seis municipios aledaños.
El gobierno debió archivar sus discursos de "nueva normalidad" y "retorno seguro al trabajo" y asumir la gravedad de la situación.
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