Chile vive en una condición febril, delirante, con todos sus estados alterados. Una parálisis de las actividades pero también el cierre de sueños y proyectos.
Peste, represión, vigilancia, castigos y carencias en un invierno terrorífico. Momentos para observar y pensar, para aguantar el miedo, recordar y tal vez soñar, señala Paul Walder.
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