Aunque falta bastante, las elecciones parlamentarias previstas para el 6 de diciembre en Venezuela ya están tensionando el ambiente político en el país.
Ya se sabe que el chavismo apuesta a recuperar la mayoría de la Asamblea Nacional, después de la derrota del 2015, y hasta ahora todo indica que así será, si se tiene en cuenta que el sector más radical de la oposición, la enrolada detrás de Guaidó y el Departamento de Estado, es el que, teóricamente, convoca más adhesión.
Si la mayor parte del voto opositor no va a votar en diciembre, esto beneficia al chavismo y su voto duro, que aunque ha venido mermando desde 2012, sigue siendo el principal caudal electoral.
Análisis de Marcos Salgado.
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