El ministro de Gobierno del régimen de facto boliviano, Arturo Murillo, compró armas de fuego para masacrar nuevamente al pueblo, en caso de que el Movimiento al Socialismo gane las elecciones presidenciales del 18 de octubre.
Murillo, hombre fuerte de la dictadura, no solo trata de amedrentar a la población, sino de marcar las elecciones con la imposición, por las urnas o por las armas, del continuismo del régimen ultraderechista y proestadounidense.
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