A finales de marzo, Alemania introdujo al Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá) en su lista de organizaciones “terroristas” y le prohibió cualquier actividad en su territorio.
Poco después, decenas de policías y fuerzas especiales de Alemania asaltaron mezquitas y asociaciones vinculadas a Hezbolá en todo el país.
Estados Unidos y el régimen israelí elogiaron la medida y pidieron a otros Estados europeos que adopten medidas similares. Pero la pregunta es: ¿por qué Alemania tomó tal decisión en primer lugar? ¿Washington y Tel Aviv desempeñaron un papel en esta historia?