Hace tres meses, el 18 de octubre de 2019, el pueblo chileno inició una sublevación espontánea contra el sistema capitalista neoliberal impuesto por la dictadura de Pinochet y consolidado por los gobiernos postdictatoriales.
Un sistema basado en el lucro financiero que ha depredado el ambiente y sometido a la población a un sinfín de abusos. La peculiaridad del alzamiento popular es que no tiene líderes, partidos, sindicatos ni organizaciones sociales al frente.
El Gobierno de Sebastián Piñera ha respondido con una represión brutal, similar a la dictadura, que no ha logrado detener al pueblo. El pueblo chileno es insurrecto.