Durante décadas, y por un acuerdo tácito entre periodistas e intelectuales, se ha construido un relato mitológico que convertía a Juan Carlos en un héroe de la democracia, fundamentalmente respecto a su papel en el golpe de Estado del 23F. Sin embargo, los papeles y las grabaciones de las conversaciones entre los golpistas no han sido nunca desclasificadas. Nuestro orden constitucional y nuestra monarquía se levantan así sobre un secreto y, sin duda, sobre una gran mentira. La continuidad de la monarquía se sostiene sobre una patraña que envilece nuestra democracia, falsea nuestra historia y pudre los cimientos de nuestra Constitución.