EN FOCO.- A un mes de su asunción, el presidente boliviano Luis Arce ha logrado contener la caída económica con siete decretos que derogaron las medidas neoliberales y antipopulares del gobierno de facto y ha marcado la cancha al advertir que no habrá impunidad por los crímenes cometidos por la dictadura, entre ellos las masacres de Sacaba y Senkata. Su preocupación es impedir que la recesión derivada de la pandemia y las dificultades crónicas de la industria gasífera, principal actividad exportadora del país, hagan escasear divisas y detonen una devaluación.
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