El ultraderechista presidente brasileño Jair Bolsonaro pudo contar con condiciones especiales para sobrevivir a 2020, ya que la cuarentena interrumpió la dinámica de movilizaciones populares en rechazo a su gobierno.
El año terminó muy mal para el país, con una profundización de la recesión en el segundo año de gobierno y 13 millones de desempleados.
En medio del cese de las ayudas especiales otorgadas a 68 millones de personas y el aumento de las familias hundidas en la miseria, afirmó a un grupo de militantes de ultraderecha y activistas evangélicos en la puerta de la residencia presidencial, que Brasil está "quebrado" y que no puede hacer nada para salir de la crisis.
Visita: www.surysur.net