Publican datos falsos. Manipulan información. Distorsionan estrategias en aras de sus filias y fobias políticas. Especulan. Mienten. Hacen campaña contra los gobiernos o los políticos con los que no concuerdan. Publican balances amañados.
Las lecturas políticas, basadas en intereses partidarios, desplazan a las científicas. Estimulan la indignacionitis a partir de un doble estándar.
Militan contra las cuarentenas, los controles y las restricciones. Y, ahora, contra las vacunas. Son los medios hegemónicos de comunicación argentinos.
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