Se dice que el socialismo real nunca ha demostrado ser compatible con la democracia. Es falso. Lo que realmente ha ocurrido es que en cada ocasión que intentó ser compatible con la democracia, un golpe de Estado o una invasión, acabó con el orden constitucional. Esta ha sido y sigue siendo la “ley de hierro” de la democracia bajo el capitalismo: los comunistas tienen derecho a presentarse a las elecciones pero no a ganarlas. Es la más dramática demostración de que el capitalismo solo es compatible con la democracia cuando ganan los que detentan el poder económico. O en resumen: que nuestros órdenes constitucionales no son sistemas democráticos, sino dictaduras económicas con una fachada parlamentaria.