Homero no sólo era un poeta. Era la Enciclopedia tribal del mundo griego, en él se condensaban las líneas maestras de la legislación y del sistema educativo. Ahora podemos entender mejor por qué Sócrates y Platón veían ahí graves peligros para la república. Y también podemos comprender la importancia que le dan a los agujeros de las flautas. ¿Quiénes son, en realidad, Aquiles o Ulises cuando sus hazañas se cuentan sin el acompañamiento de las flautas, los ritmos y el verso? Ahora empezamos a entender lo que podríamos llamar el “cortocircuito platónico”. Se trata de que “lo interesante” no se limite a ser “lo que ha interesado”, sino lo que “en sí mismo” es interesante, lo “interesante en sí”: lo que es en sí mismo Verdadero, Justo o Bello. Es por este camino por el que hay que entender la famosa “división del mundo en dos”. No es que Platón fuera esquizofrénico. Es que no estaba dispuesto a que Aquiles, pese a ser un verdadero canalla, te pareciera una especie de Brad Pitt. ¿Esto es dividir el mundo en dos? Habrá que pensar en ello… pero ante todo es separar dos puntos de vista, uno en el que Aquiles es un héroe y otro en el que es un hijo de puta.