Los próximos meses serán una prueba de fuego para Irlanda del Norte. Pese al Brexit, esta región británica sigue teniendo un pie dentro de la UE, a caballo entre Londres y Bruselas, un difícil equilibrio que algunos consideran un desafío extremo.
¿Adónde conduce ese estatus especial de Irlanda del Norte? La nación británica lleva siglos luchando por lograr la paz, estabilidad y prosperidad económica. Esta nueva situación generada por el Brexit podría reavivar también la cuestión de la identidad norirlandesa. La isla no tiene ahora mismo ninguna frontera entre las dos Irlandas. Entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda -en la UE- hay libertad de circulación, de personas y de mercancías, incluso tienen una red eléctrica común. Eso se mantiene pese al Brexit, para no poner en peligro los Acuerdos del Viernes Santo y la paz que tanto ha costado llevar a la isla.
Irlanda del Norte se mantiene «de facto» en el mercado común. La frontera con la Unión Europea transcurre oficialmente a lo largo del mar de Irlanda y eso desespera a los puertos y a los fletadores. La futura frontera entre Irlanda del Norte y Reino Unido pasará por el centro de este país. Eso quiere decir que en el puerto tendrán que instalar aduanas y control de mercancías entre Reino Unido e Irlanda del Norte. Las navieras tendrán que sufrir la burocracia pese a estar en territorio nacional.