Pidna supuso el último reducto resistente frente a la conquista del Mediterráneo por la "expansiva y crecientemente imperialista República romana". La batalla que allí tuvo lugar en el 168 a. C. fue decisiva desde la perspectiva militar y política. Al derrotar al ejército macedónico de los estados helenísticos herederos del Imperio de Alejandro, Roma daba un paso más hacía su hegemonía en el Mediterráneo. Fernando Quesada Sanz, catedrático de Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid, aborda en esta conferencia los antecedentes y el contexto histórico de esta batalla, así como cuestiones en relación con los ejércitos, sus sistemas armamentísticos y las fuentes arqueológicas y escritas, entre otras.
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