Una parte de nosotros siempre está despierta, incluso cuando dormimos: el oído. Está alerta las 24 horas para identificar fuentes de peligro, para comunicar y para proporcionar orientación. Pero a menudo el oído sufre de sobreestimulación y estrés.
El oído es extremadamente potente, pero también muy vulnerable. Según la OMS, más de 400 millones de personas en todo el mundo están afectadas por la pérdida de oído y se considera que más de mil millones de jóvenes corren peligro de estarlo. Y, sin embargo, el oído es sumamente importante. Sin él, los primeros humanos habrían estado indefensos ante numerosos peligros. Y también hoy en día, un oído dañado puede dificultar las funciones de comunicación, de equilibrio y de orientación espacial de las personas.