Los Dioses deben estar locos (The Gods Must Be Crazy) es una comedia cinematográfica escrita y dirigida por Jamie Uys en 1980. Filmada con bajo presupuesto y enteramente en Botsuana; la película tuvo éxito y fue seguida de cuatro secuelas, tres de las cuales fueron filmadas en Hong Kong.
Xi y su tribu de bosquimanos viven felizmente en el desierto del Kalahari. Un día, una botella de Coca-Cola cae desde una avioneta que sobrevolaba el lugar. Inicialmente, la tribu de Xi cree que este extraño artefacto es otro "regalo" de los dioses y le dan múltiples usos. A diferencia de lo que poseían antes, esta vez hay una sola botella y deben compartirla. Esto comienza a causar conflictos entre la tribu y Xi anuncia a los ancianos que hará un viaje hacia el fin de la Tierra para deshacerse de la botella, a la cual han llamado "la cosa maligna".
A medida que avanza en su travesía, Xi encuentra una diversidad de personas, tales como: el naturalista Andrew Steyn, quien estudia los animales de la zona para completar su tesis de doctorado; Kate Thompson, la nueva profesora de la escuela del poblado; una banda de guerrilleros liderada por Sam Boga, la cual está siendo perseguida por las tropas del gobierno tras cometer un atentado terrorista; un guía turístico de un safari llamado Jack Hind; y el asistente de Andrew Steyn y también mecánico, M'pudi.
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