En julio de 2014 llegó por fin el momento: Philipp Lahm alzó ante un millón de personas congregadas en la Puerta de Brandeburgo seis kilos de oro, la anhelada copa del mundo que Alemania llevaba esperando 24 años. Esta victoria marcó definitivamente la supremacía del futbol alemán. Desde entonces, equipos de todo el mundo se disputan a sus jugadores, sus métodos son admirados y todo son alabanzas para el entrenador. El reportaje de Constantin Stüve busca una explicación para este éxito y la encuentra, sobre todo, en el apoyo al trabajo de cantera por parte de la Federación Alemana de Fútbol (DFB). Como demuestran los ejemplos de Mesut Özil, Manuel Neuer o Thomas Müller, hoy Alemania tiene más futbolistas de primera que nunca. Pocos años antes, en 2000, la situación era completamente distinta: la selección alemana estaba desmoralizada tras caer eliminada en la fase de grupos de la Eurocopa. El equipo necesita una renovación para mirar al futuro. ¿Qué medidas devolvieron a la selección alemana a la élite mundial? ¿Cómo es su sistema? ¿Y en qué se diferencia el método de los alemanes respecto a las otras naciones futbolísticas?