La semana pasada, un comando de mercenarios colombianos y estadounidenses abatió a tiros en su domicilio al que fuera presidente de Haití, Jovenel Moïse. Sobre quién planificó y ordenó el ataque aún queda mucho por saber. Sin embargo, y al margen de dichas cuestiones, esta tragedia viene a confirmar lo que muchos ya sospechaban: el paramilitarismo como vía rápida hacia el poder político se reaviva en Latinoamérica.
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