El presidente de Brasil Jair Bolsonaro continúa amenazando a los poderes judicial y electoral del Estado como forma de ejercer presión y que éstos se subordinen a sus intereses.
Como parte del discurso “antipolítica” que lo llevó a la presidencia, atacar a los organismos del Estado y apoyarse en las Fuerzas Armadas le permite seguir apareciendo como alguien que no está contaminado por la política.
Análisis de Pedro Brieger.
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