Desde el inicio de la pandemia, en Alemania murieron 80.000 personas. Detrás de cada cifra estadística se esconde una triste historia, la suerte concreta de una persona y sus allegados.
En el caso de la muerte por Covid lo triste no es solo que las personas mueran, sino cómo lo hacen. Porque, por culpa de la pandemia, la muerte sucede a menudo a puerta cerrada, en soledad. ¿Cómo enfrentamos este problema? Las reporteras Nicola Albrecht y Susann von Lojewski investigan cómo nuestra forma de morir se vio alterada por la pandemia. Hablaron con allegados como Manu, que perdió a su prometida, Brittanya, que murió muy joven, con apenas 29 años. Desde la cama del hospital la rapera envió por Instagram un mensaje de coraje a sus seguidores para superar la enfermedad. Falleció pocos días después. Ralf Brepohl perdió a su madre y desde entonces se pregunta si fue él quien la contagió, porque "no me lo perdonaría nunca”. Muchas veces los sanitarios que trabajan en cuidados intensivos son los últimos que pueden acompañar a los enfermos terminales de Covid-19. Y aunque estén habituados a estas circunstancias, esta pandemia les coloca en una situación límite. La enfermera Celine Pinkau de Senftenberg describe la primera vez que tuvo que introducir en un saco mortuorio sellado a un paciente al que había tomado cariño. "Lloré y pensé, ¿qué pasó con nuestra humanidad? ¿Es esto digno?”. En las clínicas, acompañantes espirituales como Stefan Pfeifer no siempre pueden consolar a los familiares. Teme que el lastre emocional les supere si no pueden despedirse de sus seres queridos. El documental muestra cómo la Covid ha alterado por completo nuestra forma de morir y qué podemos hacer en tiempos de pandemia para acompañar de la forma más digna posible a las personas en sus últimos momentos.
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