Comarcas asoladas por las inundaciones, pueblos borrados del mapa, edificios destruidos... Más de 170 personas murieron solo en Alemania. Las consecuencias del clima extremo en este país son devastadoras, pese a contar con una magnífica infraestructura y un buen sistema de alarma para la prevención de catástrofes.
En la noche del 14 al 15 de julio las lluvias asolaron comarcas enteras en los estados federados de Renania del Norte-Westfalia y Renania-Palatinado. También Baviera sufriría poco después los efectos de lluvias torrenciales. Unas lluvias que arrasaron a su paso regiones de los Países Bajos, Austria y Bélgica. En los días posteriores se fueron haciendo patentes las dimensiones de la catástrofe.
Ahora los habitantes de estas regiones intentan regresar a sus hogares, o a lo que queda de ellos. La consternación se impone al comprobar con cuánta violencia y celeridad desaparecieron todas sus pertenencias. Es hora de comenzar con una reconstrucción que tardará años en completarse. ¿En qué situación han quedado los vecinos de las zonas afectadas?