El brutal magnicidio del presidente Jovenel Moïse añadió nuevos elementos a la crisis de Haití, tras años de intervención extranjera y un Estado que cada vez más es una maquinaria para el enriquecimiento de las camarillas en el poder.
Lo cierto es que las pandillas armadas han tomado el control de gran parte del territorio a medida que se multiplican los secuestros en el país
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