La moda rápida, barata, que se usa poco y se desecha rápido, deja inmensas montañas de ropa usada. Los proveedores prometen sostenibilidad y reciclaje. ¿Tienen sentido las promesas de fabricar ropa nueva a partir de tejidos viejos?
Cada año se producen más de 120.000 millones de prendas de vestir en todo el mundo. Las montañas de residuos de ropa se acumulan. La industria de la moda rápida es, en gran parte, responsable de ello. Mientras que antes se lanzaban cuatro colecciones al año, las cadenas de bajo coste producen ahora hasta 52 microcolecciones. Las organizaciones ecologistas llevan mucho tiempo criticando el despilfarro de recursos y las grandes cantidades de residuos textiles que genera. Greenpeace exige el fin de la "droga de la moda rápida". Los proveedores prometen a sus clientes una gestión sostenible y propagan un sistema de reciclaje de ropa usada. Pero la realidad es que las montañas de prendas sobrecargan cada vez más las plantas de reciclaje y el sistema de eliminación está al borde del colapso. Al final, la ropa acaba utilizándose como combustible en las estufas domésticas. ¿Qué medidas adoptan los políticos para hacer frente al problema de la avalancha de residuos textiles?