Años atrás, un documental de RT sobre la infancia en Siria en tiempos de guerra nos presentaba a Leith, un niño de cinco años que presenció la muerte de casi toda su familia a manos de los terroristas del Estado Islámico. Hoy Leith bien puede verse como el símbolo de un país que lucha por salir adelante y mirar al futuro con esperanza. Y al igual que él, aunque resulte doloroso que la memoria conserve abiertas las heridas, acaso también evite que se repita la tragedia de los últimos diez años.