El año que se viene no será de continuidad. Chile va a iniciar un nuevo gobierno, un parlamento muy variopinto, así como una Constitución que supone una profunda reforma institucional.
Las últimas elecciones lo que más consolidaron fue la irrupción de un cambio generacional, no solo expresado en los 35 años de Gabriel Boric, sino muy probablemente en la renovación de muchos rostros de La Moneda y el conjunto de las dependencias del Estado.
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