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El triángulo del yo - cap 4 Pensando con Freud

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¿Cómo es posible que sepamos tanto a partir de tan pocos datos? (Platón) ¿Y cómo es posible que seamos, sin embargo, tan ciegos ante datos tan obvios? (Orwell) ¿Por qué al ser humano le resulta tan difícil ser feliz? (Freud) ¿Cómo es posible que sea capaz de aguantar tanto? ¿Cómo es que no se mata? (Cioran). Es como si el mundo no fuera nunca demasiado interesante, como si la gente tuviera problemas más graves que el capitalismo o el patriarcado, por ejemplo. ¿Por qué? Porque estamos ocupados con nuestros síntomas, hasta el punto de que luego ya no nos quedan energías para contemplar el mundo y actuar en él. Los síntomas son como una caverna en la que vivimos encadenados. A veces, la tarea de decir “yo” es la más costosa de las tareas que nos plantea este mundo. En este capítulo empezaremos a indagar en la raíz del problema: no nacemos hablando, nacemos del sexo y sin saber hablar, tenemos que insertarnos en el lenguaje mediante una oscura aventura de nuestra infancia. Y hablamos en primera persona, el “yo” preside nuestra vida lingüística. El “yo” es el lugar en el que el “sexo” se inserta en el lenguaje. “Sexo y lenguaje”: este es el gran tema freudiano. Este es el hilo por el que vamos a desembocar en el Inconsciente: en el ser humano, el lenguaje siempre tiene una prehistoria prelingüística. Todo este problema se concentra en la misteriosa intercambiabilidad de los pronombres personales, yo, tú, él, un triángulo que es la maquinaria con la que enganchamos con el lenguaje. Y para entender este triángulo hay que entender que todo yo es al mismo tiempo un tú y un él, algo así como el misterio teológico de la Santa Trinidad: tres personas en una. Es como si todos y todas lleváramos un especie de teólogo en nuestro interior, en las profundidades de nuestra vida psíquica. No nos insertamos en el lenguaje más que a través de un milagro teológico en el que “la carne se hace logos”. Y esta es la química profunda de nuestros “síntomas”: una especie de pasión inútil por ser Dios (Sartre).

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