La muerte es otro de los pilares fundamentales en la vida de un gitano y, por ello, el dolor del individuo es uno de los sucesos más respetados por la comunidad. Cuando un familiar o un amigo cercano fallece, los gitanos suelen vestir de negro hasta 12 meses después como forma de manifestar su dolor. Además, al cruzarse con el gitano afectado, se deben mostrar gestos de respeto tales como apagar la música o la televisión o dejar de cantar y bailar.
Además de vestir de negro, los familiares del fallecido deben llevar a cabo una serie de restricciones para cumplir con el duelo:
No usar jabón
No afeitarse
No escuchar música ni bailar
No usar ropa nueva
No asistir a las fiestas de la comunidad
No pintar
Los varones deberán llevar una cinta pequeña de color negro en su camisa durante el periodo de luto y quemarla al finalizar el mismo. La duración de esta y el resto de restricciones depende del parentesco entre el difunto y la otra persona, por lo que puede durar desde una semana hasta un año entero. Además, cuando se visita el cementerio (acto llamado limoria) se suelen llevar velas, frutas, cigarrillos, flores, etc.
De igual manera, los gitanos muestran un gran respeto por sus difuntos, razón por la cual uno de los peores insultos entre ellos es ofender a los muertos. El fallecimiento de un gitano supone un velatorio de hasta 3 días en los que se llevan a cabo una serie de tradiciones. Una de las más comunes es colocar bajo el ataúd los objetos que más gustaban al difunto, que pueden ir desde tabaco hasta frutas frescas o vino.
Es importante destacar que en la comunidad gitana no se permiten las autopsias: el gitano debe ser enterrado tal y como murió, incluyendo ropas, joyas y cualquier otro objeto que estuviera consigo en el momento de su fallecimiento. Esta es una norma fundamental en el pueblo gitano que solamente variará en caso de que el difunto indicase lo contrario en vida.
Otra costumbre muy arraigada es la de organizar el banquete fúnebre en memoria del gitano fallecido. Tiene lugar a los 7 días de la muerte y después vuelve a celebrarse a los 6 meses y de nuevo al pasar un año. Se trata de una gran comilona en la que se cocinan los platos que más gustaban al difunto, razón por la que también se deja un espacio en la mesa reservado para él o ella.
También es muy común hacer una serie de promesas de carácter sagrado y de obligado cumplimiento tras el fallecimiento. En caso de no cumplir dichas promesas, el individuo puede quedar maldito o prókleto en lengua romanó, motivo por el que será despreciado e incluso marginado por parte del resto de los miembros de la comunidad.
25 Maggio 2024
19:41
Pareciera mentira pero alguien trajo de allí esa costumbre en Mérida Venezuela se le hacen esos onomásticos al difunto, aún los indios de la región han adoptado esas costumbres, es realmente penoso que los gitanos oriundos hayan perdido ese respeto por el difunto, actualmente yo asisto a los funerales de una amiga todos los meses, los seis meses se la llama cavo de año y se le reza hasta que cumple el año.
Mariana Conde