¿Somos como los personajes de Shakespeare o como los personajes de Kafka? En este capítulo, guiados por el filósofo Jean Paul Sartre y su diálogo con Freud, analizaremos el concepto de “inseguridad ontológica”. El Esquizoide (como lo llamó el antipsiquiatra R.D. Laing) se angustia por un problema existencial, por una especie de deficiencia ontológica. Al contrario que el Dios de Moisés, que puede decir de sí mismo: “Yo soy el que soy”. Esto nos lleva a preguntarnos si el problema fundamental del ser humano es el ser, como diría Sartre, o el sexo, como parece decirnos Freud. En todo caso, lo que sí que es seguro es que el ser humano se juega su ser en el sexo. Por eso el sexo no es una mera administración de placeres, por eso sentimos la necesidad de hablar de algo más misterioso a lo que solemos llamar “amor”. El sexo consiste inevitablemente en un conjunto de variaciones sobre el tema del Evangelio de San Juan: “el verbo se hizo carne”. Es el lugar de encuentro entre la carne y el logos.