En 2004, la CIA secuestró por error al ciudadano alemán Jalid El-Masri. Fue trasladado a una prisión afgana, donde fue interrogado y torturado durante meses. El documental narra cómo los intereses geopolíticos destruyeron la vida de Jalid El-Masri.
Jalid El-Masri, nacido en Kuwait y de padres libaneses, desapareció en 2003 durante unas vacaciones en la frontera con Macedonia. La CIA lo llevó a una prisión secreta cerca de Kabul. Creyeron que tenía un pasaporte falso y que formaba parte de Al Qaeda. Pero todo se reveló como un error.
Una vez liberado, El-Masri hizo públicos los procedimientos extralegales de los que se valió la CIA para secuestrar a los sospechosos de terrorismo y enviarlos a otros países, donde fueron encarcelados e interrogados. Después de los atentados de 2001, el gobierno de George W. Bush consideró cualquier medio justificado para combatir el terrorismo internacional.
En los años que siguieron a su liberación, El-Masri luchó en vano por obtener una disculpa oficial y restablecer su dignidad. Ni el Gobierno alemán ni el estadounidense le prestaron mayor atención. El-Masri, probablemente traumatizado por la tortura, golpeó al alcalde de Neu-Ulm y fue condenado a cinco años de prisión. Profundamente decepcionado, abandonó Alemania.
En diciembre de 2012, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos con sede en Estrasburgo reconoció que el secuestro de El-Masri por parte de la CIA violó los derechos fundamentales. Macedonia fue condenada a pagar 60.000 euros de indemnización. El documental narra cómo Jalid El-Masri y su familia fueron víctimas de la intervención ilegal del Estado y de los intereses geopolíticos de varios gobiernos, también el alemán.