Los uruguayos convirtieron el silencio en protesta. Tras dos años de ausencia por la pandemia, con actitud solemne y portando carteles con los rostros de las 197 víctimas de la dictadura cívico militar, entre 1973 y 1985, cuyos destinos aún se desconocen, decenas de miles de personas recorrieron Montevideo en la llamada Marcha del Silencio, en repudio a los intentos de la derecha por sepultar la historia y mantener la impunidad de los responsables.
"¿Dónde están? La verdad sigue secuestrada. Es responsabilidad del Estado", rezaba una gigantesca pancarta a la cabeza de la 27a. procesión.
Este año se encendieron las alarmas por el escaso avance de las causas por delitos de lesa humanidad y el proyecto de ley presentado del oficialismo para otorgarle prisión domiciliaria a represores mayores de 65 años, tras fracasar en su intento de restaurar la ley de caducidad, que impidió durante años enjuiciar a militares y policías por su rol en tiempos de dictadura.
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