François Pienaar es un icono mundial gracias a su papel en la reunificación de Sudáfrica a través del deporte. En este vídeo hace un recorrido a través de su carrera deportiva, profesional y personal, como amigo de Nelson Mandela: “En todas las lecciones que he aprendido en mi vida, el deporte ha tenido un papel muy importante, me ha enseñado lecciones muy valiosas”.
Un pitido anuncia la conclusión del partido. Es la final de la Copa Mundial de Rugby de 1995 y el capitán de los 'Springboks', la selección sudafricana, alza los brazos al cielo para, de inmediato, hincar la rodilla en el suelo, abatido por la emoción. Aquel deportista de casi dos metros es François Pienaar, un hombre consciente de que aquella victoria trascendía el deporte. “En el escenario, el señor Mandela me entrega el trofeo, me pone la mano en el hombro y me dice: “François, gracias por lo que has hecho por este país”. Y yo le respondo: “No, señor. Gracias por lo que usted ha hecho por este país”, recuerda el exjugador.
Los ajenos al rugby reconocen a Pienaar porque saltó mundialmente a la fama gracias a la película ‘Invictus’, basada en el libro superventas ‘El factor humano’ de John Carlin. Poco después de la abolición del sistema del Apartheid en Sudáfrica, el presidente Nelson Mandela puso en manos de Pienaar un logro capaz de unir e inspirar a la nueva nación sudafricana: el triunfo de su selección oficial de rugby en el mundial.
Mandela dio todo su apoyo al equipo y despertó un fuerte nacionalismo en el país a medida que avanzaba el torneo. Ganaron. François Pienaar se convirtió accidentalmente en una pieza clave de la historia. Y el rugby, un deporte tradicionalmente asociado a la minoría blanca, se transformó en el emblema de la reconciliación de todo un país. “Se abrazaba gente de todas las razas”, rememora el deportista.
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