Cada vez que alguien de abajo irrumpe, con fuerza, hacia la legitimidad pública se desata una operación doble. Por un lado para cooptarlo y comprarlo. Y por el otro para disolver su carga innovadora, subversiva, cuestionadora del statu quo. Se pretende, en este caso, que la electa vicepresidenta colombiana Francia Márquez deje de ser aquello por lo que se activó, militó y soñó.
Parece que no podrán con Francia. Ella llegó a la vicepresidenta después de sortear charcos de dolor. Vio a las mujeres parir en la tierra. Sobrevivió a un atentado. Sabe el gusto de la tierra contaminada por pesticidas. Conoce la historia de los campesinos desplazados, de los “falsos positivos”, de los cuerpos descuartizados lanzados en los caminos para aterrorizar a las familias
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