La investigación por el asesinato hace justo un año del entonces presidente de Haití, Jovenel Moïse por parte de un comando de mercenarios colombo-estadounidenses, sigue trabada en torno de los autores intelectuales.
El magnicidio obligó a cambios de gobierno y a la suspensión de las elecciones y de una consulta popular sobre una reforma constitucional, y agravó aún más la crisis social, política y económica del país más pobre de América Latina.
Miles de haitianos se lanzaron a las calles de Puerto Príncipe para exigir que el expresidente y sacerdote salesiano Jean Bertrand Aristide, sea colocado al frente de la transición política en Haití, donde la crisis se agudizó tras el magnicidio. Tras salir elegido democráticamente en tres comicios fue derrocado por continuos golpes militares, aupados por EU y Francia.
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