Los comandantes militares brasileños saben que están lanzando al país a una espiral incontrolada de violencia y asesinatos de opositores por parte de bolsonaristas enloquecidos y armados. La postura antiprofesional y conspirativa de los jefes militares que, al interferir en la política, actúan como milicias en uniforme y son responsables directos del bandolerismo político que se apodera del país.
La absurda e irrazonable invitación del Tribunal Supremo Electoral a militares para integrar la Comisión de Transparencia Electoral fue hipócritamente utilizada por éstos para legitimar la injerencia indebida en el proceso electoral, máxime cuando el candidato progresista Lula da Silva puntea ampliamente en todos los sondeos y amenaza a ganar en primera vuelta.
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