En la India muchas mujeres son obligadas por doctores privados a operaciones caras e innecesarias. La edad media de las mujeres que se someten a histerectomías apenas alcanza los 34 años. La pérdida del útero conlleva graves consecuencias para ellas.
Las intervenciones no solo endeudan a sus familias. Además, muchas mujeres sufren las consecuencias de una menopausia temprana, que las debilita y muchas veces incapacita para trabajar. En la región azucarera de Beed, una de cada tres mujeres se ha sometido a una histerectomía. Muchas de ellas, como Prabarvati, fueron al médico aquejadas de cistitis, dolores de regla o espalda. Las diagnosticaron con cáncer de útero y la única solución que les ofrecieron fue la extracción del útero.
Prabarvati apenas tenía 26 años cuando se sometió a esta intervención quirúrgica. Años después, todavía sufre dolores que la inmovilizan y tiene un aspecto muy envejecido. Su hija tuvo que abandonar la escuela para comenzar a trabajar como cortadora de caña y garantizar así el sustento de la familia. Otras mujeres fueron empujadas a operarse por sus empleadores, que preferían no contratar a mujeres que menstrúan. Existe la creencia de que las mujeres que sangran regularmente son menos productivas. Manisha Tokle lleva seis años luchando contra las histerectomías masivas e injustificadas en el estado de Maharashtra. Informa a las mujeres sobre su cuerpo, en un intento de protegerlas de operaciones completamente innecesarias y con graves consecuencias.