En Chile es común la idea de que los resultados del próximo plebiscito serán muy estrechos. Que si gana la opción “apruebo” o la del “rechazo” será por un margen discreto de sufragios, lo que de todas maneras dejará en duda la plena legitimidad de la nueva Constitución, como la misma de la que rige desde la dictadura pinochetista.
Si alguna de las dos opciones no se impone con un margen considerable de sufragios, en la noche del próximo 4 de septiembre se expresarán en las calles, dando cuenta de algo que es innegable: la extrema polarización política y social que conmueve al país.
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